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Cuando se quiso convertir al fútbol en ciencia

Por Raúl Vergara @RaulVB

 

No muchos recuerdan hoy al Dynamo de Kiev de los ’70, ’80 y ‘90, entrenado por el legendario ya fallecido Valeriy Lobanovsky, el formidable entrenador proveniente de Ucrania, pero la despedida de Andriy Shevchenko en la reciente Eurocopa 2012 hizo posible el recordarle y otros detalles de las formas y métodos que utilizaba para entrenar a sus equipos. Lobanovsky de hecho fue capaz de desarrollar una escuela de fútbol cientifico. Todo comenzaba hace casi 35 años cuando Lobanovsky era nombrado entrenador del Dneproprtovsk y el profesor Anatoly Zelentsov era contactado por el DT solicitando su ayuda. Zelentsov era decano del Instituto local de Ciencias Físicas y se puso a trabajar en la teoría de que un jugador debe saber para dónde pasar la pelota antes de ganar o pedir la posesión de la misma. Este postulado requiere que los jugadores aprendan movimientos de ajuste posicional en la cancha con y sin la pelota. Zelentsov también inventó un programa de computadora para analizar los partidos, dividiendo el terreno de juego en nueve cuadrados y el programa daba la medición de la frecuencia con la que cada jugador entraba a las áreas defensiva y ofensiva y la cantidad de trabajo que hacía con y sin balón. Cada jugador era premiado con un puntaje corregido hasta en decimales basado en cuestiones físicas y emocionales, tales como reflejos, resistencia, equilibrio, los nervios y la memoria, la capacidad de recordar jugadas predeterminadas y movimientos asignados.

 

Para algunos todo lo expuesto puede resultar pintoresco o gracioso pero la fórmula Lobanovsky-Zelentsov, juzgando por los números, tuvo sido un éxito comprobado. En su primera etapa como entrenador en Kiev, el Dynamo se convirtió en el primer club de la antigua Unión Soviética en capturar un trofeo europeo. Golpearon a Ferencvaros en el partido final de la versión 1975 de la Copa de Ganadores de Copa (la hoy desaparecida Recopa) y también derrotó al Bayern Munich en la Supercopa de Europa. Lobanovsky fue el entrenador del Dynamo de nuevo cuando venció al Atlético de Madrid con Ubaldo Fillol en el arco en la final de la Recopa de 1986, con Igor Belanov como cerebro del equipo. En 1988, después de seleccionar a su plantel sobre la base de las cifras del programa de Zelentsov, Lobanovsky guió a la Unión Soviética en la final del Campeonato de Europa perdiendo ante la Holanda de Van Basten, Rijkaard y Gullit, dirigida por otro legendario DT, Rinus Michels.


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

* URSS finalista de la EURO 1988 disputada en Alemania Federal

 

Lobanovsky era una curiosa mezcla de entrenador que combinaba el conocimiento científico con un liderazgo duro de jugadores. Se cuenta que en su primera etapa como entrenador del Dynamo, después de ver a uno de sus jugadores borracho le hizo trabajar como operario cortando el pasto de las canchas donde entrenaba el plantel del Dynamo durante cinco meses y luego el jugador fue vendido a un club menor. La combinación de autoritarismo y sus métodos extremos e innovadores de preparación le permitieron a Lobanovsky producir algunos jugadores realmente excepcionales. Sus dos equipos campeones de la Recopa contaban entre sus filas con el talento impresionante del puntero izquierdo Oleg Blokhin. Luego en los ’90 su Dynamo de Kiev tuvo entre sus figuras a un jovencísimo Andriy Shevchenko, en ese tiempo considerado “el nuevo Blokhin". El homenaje más grande tal vez se lo da el propio Shevchenko, luego de ganar la Champions League derrotado a la Juventus en la edición 2002-2003 del torneo, cuando el jugador vuela a Kiev para depositar su medalla de campeón sobre la tumba de su recordado maestro y formador, Valeriy Lobanovsky.

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