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Arthur Antunes Coimbra conocido como Zico nace un 3 de marzo de 1953 en Río de Janeiro y acaba de cumplir 60 años de edad. Creció en el barrio Quintinho Bocaiúva zona norte de Río y  comienza a dar sus primeros pasos en un club fundado por los amigos del barrio, el Juventude de Quintino para luego cambiarse a jugar al fútbol sala en el club Río futebol, ​​tradicional equipo de fútbol del barrio. Jugando allí fue observado por un veedor que lo lleva de inmediato a Gávea, el centro de entrenamiento de Flamengo en el que se inserta en el ámbito de las divisiones inferiores del club con apenas 14 años en el '67. El entrenador del Bria juventud  nota inmediatamente el físico del muchacho frágil y delgado, de donde proviene el sobrenombre  Galinho de Quintino,  galinho (frágil en el físico) y Quintino por el distrito de origen, pero Zico es sometido a un intenso régimen de entrenamiento físico, para mejorar su salud general y aptitud deportiva. Él entrenador aquel inculcó en el niño el amor por el trabajo duro y un sentido de profesionalismo que siempre le distinguirán a lo largo de su carrera.

 

Jugando por las escuadras juveniles del Flamengo Zico convierte 86 goles en 112 partidos y pronto demostró ser el talento más puro del fútbol brasileño a la búsqueda en ese entonces de un heredero de Pelé. Zico inmediatamente demuestra ser una mezcla de excelente técnica e inteligencia táctica que junto con importantes capacidades futbolísticas y la precisión en el servicio de tiros libres de precisión quirúrgica le convierte en un jugador completo. A los 18 años Zico comienza a alternar aunque con pocas apariciones en el primer equipo, pero sólo dos años más tarde en 1974 se integra plenamente y a partir de ese momento el atacante escribe las páginas más importantes de la época más brillante de la historia del Flamengo. En su primera temporada como titular alcanza 20 goles en 31 partidos y lleva a su equipo a la victoria en el campeonato del estado de Río de Janeiro.

 

En 1975, Zico no es capaz de ganar el campeonato junto a su equipo, pero se graduó como el máximo goleador en el campeonato del estado de Río de Janeiro con 30 goles. En 1977 Zico gana trofeos a montones. Es galardonado con el título de máximo goleador del campeonato del estado de Río de Janeiro, el premio al mejor jugador sudamericano del año entregado por el diario El Mundo y recibe el Balón de Oro de América del Sur por ser el mejor jugador del continente. Estos triunfos personales son seguidos por los del Flamengo que en 1978 vuelve a ganar el campeonato del estado de Río con Zico nuevamente el máximo anotador con 19 goles que le permiten ser convocado para la Copa del Mundo en 1978 a disputarse en Argentina.

La expedición brasileña terminó en tercer lugar en la Argentina y Zico tiene la satisfacción de anotar por primera vez en una Copa del Mundo en la victoria de Brasil por 3-0 contra Perú. Curiosamente en un encuentro por fase de grupos en el torneo durante el partido contra Suecia, anotó directamente de un saque de esquina pero el árbitro, el galés Clive Thomas, anula el gol  diciendo que pitó el final del partido cuando el balón estaba en el aire. Al año siguiente vuelve a ganar el campeonato del estado de Río de Janeiro y Zico es el máximo goleador con 26 goles, lo que ya no es novedad.

 

El suyo era un fútbol de fantasía, pero eficaz, que consistía en asistencias letales y aceleración que le llevaba a superar las defensas rivales con facilidad y meter goles con remates de media distancia batiendo milimétricamente con precisión quirúrgica a los porteros rivales. Hoy sigue siendo considerado como tal vez el mejor servidor de faltas directas de Brasil. Esos fueron tiempos inolvidables para Zico, el más glorioso periodo de la historia del Flamengo, un equipo legendario que reino en Sudamérica por un lapso que desafortunadamente fue más corto que lo deseado.

 

Por: Raúl Vergara @RaulVB

 

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